Se movían al antojo de la influencia de una fuerza central.
Más fuerte.
Más pura.
Y más rápida que ellos.
Que al final lograron desviar para poder tocarse.
Y ahí se quedaron.
Haciendo casa.
Orbitando
Se movían al antojo de la influencia de una fuerza central.
Más fuerte.
Más pura.
Y más rápida que ellos.
Que al final lograron desviar para poder tocarse.
Y ahí se quedaron.
Haciendo casa.
Orbitando